Durante estos días está cumpliéndose el aniversario del último viaje tripulado a la Luna. La misión Apolo 17. Era el año 1972, y el comandante Eugene Cernan, junto con Harrison Schmitt entraban en el módulo lunar Challenger. Ronald Evans les esperaba orbitando a nuestro satélite a bordo del módulo de mando América para engancharse y retornar sanos y salvos a casa. En aquellas actividades extravehiculares (EVAs) llevaron a cabo bajo el más estricto protocolo de NASA, tantas veces entrenado en tierra, toda una serie de trabajos. Todas esas cosas se sabe que las hicieron, porque está grabado, pero hay una que pudieron haber hecho y nadie sabe si así fue: ¿llevaron los astronautas una estampita de la Virgen de Luna de Pozoblanco (Córdoba) o no?
Puede sonar muy loco, pero acompáñame en esta intrahistoria que Herminio me pidió hace poco que diera a conocer.
Reconocimiento de la NASA a la Virgen de Luna
Es un hecho constatable que la NASA reconoció la historia de la Virgen de Luna como parte de la bitácora del Programa Apolo. Claro, tenemos que irnos al contexto religioso del mundo occidental en los años 60 del siglo pasado. Esto es, el cristianismo estaba algo más a la orden del día que hoy, incluyendo eso a los astronautas de las diferentes misiones. Sirvan como ejemplo la lectura del Génesis de la Apolo 8 durante Nochebuena o el reconocimiento en la propia web de NASA del tema que nos ocupa con la Apolo 11. Si no lo crees, puedes echar un ojo a la imagen de debajo.


En el siglo XV, la Virgen de Luna se aparece en la corteza de un roble ante los ojos de un niño pastor. El chaval recorta la imagen para enseñarla a los vecinos de Pozoblanco (Córdoba), pero cuando se separa del árbol, desaparece. Los vecinos deciden erigir una ermita en honor a la virgen y crear la cofradía en su nombre. Desde entonces, y a lo largo de los siglos, los habitantes de la localidad cordobesa han invocado a la Virgen de Luna durante las épocas de más incertidumbre y peligros que han sufrido, pidiéndole protección durante sequías, hambrunas, o en eventos concretos como la pandemia de 1918 que hoy ya nos suena algo, o la Guerra Civil.
En el año 1969 las peticiones se hacen por las tripulaciónes de las misiones Apolo.
El mes de julio de ese año, Felipe Sánchez es el secretario de la Hermandad de la Virgen de Luna. Después de la inevitable algarabía propia de la popularización del exitoso viaje de la Apolo 11, Felipe decide enviar una carta a Neil Armstrong, otra a Buzz Aldrin y otra a Michael Collins. Son felicitaciones por el gran salto para la humanidad que han dado, y adjunta a esas cartas tres fotos de la Virgen de Luna para comentarles que desde Pozoblanco se pidió por ellos durante los días que duró la misión, y también que se ha hablado con la autoridad eclesiástica competente para solicitar que su virgen sea declarada la “patrona de los astronautas”.
Un par de meses después, en septiembre, Felipe se sorprende al recibir una carta de agradecimiento de los astronautas con una imagen autografiada por ellos. Durante más de un mes, y como ya hicieran los soviéticos con sus cosmonautas, Armstrong, Aldrin y Collins pasan por España dentro de la gira internacional que les han preparado. Aprovechando esa circunstancia, les vuelve a escribir para decirles que están considerando nombrarles hermanos honorables de la Cofradía de la Virgen de Luna. En esta ocasión, Felipe les cuenta también que las peticiones de protección se extienden ya a todas las misiones Apolo que serán lanzadas en los próximos años. Y, como no puede ser de otra manera, envía esos mismos objetos, casi como de manera litúrgica, a los astronautas de todas ellas.

La respuesta de la Apolo 17
En 1973, la tripulación del Apolo 17 responde a las misivas del español como muestra de agradecimiento por las oraciones a la Virgen de Luna hechas, con un matiz respecto de aquella primera misión: los de la Apolo 11 es seguro que no fueron a la Luna con las figuras de la virgen, porque se les enviaron después del viaje, pero la misión Apolo 17 sí que las recibió antes del viaje a la Luna.

Aunque haya mucha gente que crea que solamente la misión Apolo 11 fue a la Luna, hubo muchas más misiones tripuladas que fueron. Lo conté en este enlace. Dicho esto, los astronautas tenían la posibilidad de llevar con ellos algún objeto personal o necesario para la realización de experimentos. Así, en la Luna se jugó a golf durante la misión Apolo 14, alguno llevó una foto de familia para dejar allí —y que allí sigue, claro— e incluso la misión Apolo 15 llevó una pluma para honrar la memoria de Galileo Galilei haciéndola caer a la vez que un martillo, e incluso los miembros de la Apolo 12 tuvieron una sorpresa en forma de fotos de Playmates en el libro de protocolos durante una de las actividades extravehiculares… En su carta de agradecimiento no especifican si llevaron consigo a la Luna las imágenes de la Virgen de Luna. La respuesta a esa duda sólo ellos tres la sabían, ya que no consta nada en los archivos de la NASA que así lo confirme. Sinceramente, el pequeño pueblo cordobés no necesita mayores reconocimientos, pero ¿a quién no le va a gustar que los últimos moonwalkers hubiesen llevado una estampita de la Virgen de Luna a la ídem? Es de agradecer que gente como Herminio se empeñe en no dejar caer en el olvido y divulgar la historia de Pozoblanco y la NASA.