Abróchate. Nos vamos. Escapemos de esta realidad mezquina llena de aspaventosos corruptos indignados con su propia penitencia, e indignados corrompidos por el unicornio de las ideologías que combata a aquellos. Necesito espacio, exterior concretamente. O eso, o volver al pasado, donde no todo era lo que parecía. Sí, mejor eso. Vayamos a ver a nuestros primos lejanos de la realeza. Teletransporte en 3, 2, 1…

Egipto. Año 690 a.C. La XXV dinastía gobierna sobre la aridez infinita. En ese momento se estima el inicio de la construcción de uno de los templos más bellos de su civilización. Más de una docena de reyes, desde el faraón Taharka hasta Trajano pasando por todo el esplendor del período Ptolemaico, vieron como se iba erigiendo poco a poco el templo de -cómo no- Isis hasta su culminación en el 117 d.C.
[Antes de seguir leyendo, cierra los ojos por favor e imprégnate de la sequedad del ambiente, de temperaturas que hacen sudar los pliegues de tu cuerpo, del penetrante olor a incienso, de los diferentes tonos rojizos, anaranjados y amarillos que rodean todo. Todo excepto Él. El Nilo. Haz un travelling por los siglos de construcción del templo. El Nilo sube y baja. El día y la noche. El Nilo da y quita. Todo es verde o marrón a su vera. Depende de la época. Venga, te sobran películas para poder hacerlo.]
Para los egipcios que se partían el pecho en aquel campo naranja y ardiente, Isis representaba la mujer, la vida e incluso la magia. Para los sacerdotes iniciados consagrados al culto, era la diosa de la Sabiduría. Ella conocía el porqué de todas las cosas que acaecían en la Naturaleza. A veces, como en el caso que nos ocupa, Isis era fusionada con otras divinidades. Hathor, la “gran Madre cósmica” aparecía en este templo sobre la cabeza de Isis como un disco solar dorado entre los plateados cuernos de la luna. A poca distancia de ellas, aparecen figuraciones del “Trío de las Cataratas”: Jnum, Anukis y Satis. Habitantes de las Fuentes del Nilo y responsables de hacer aparecer las aguas de la vida que cada cierto tiempo surtían de riqueza la cuenca del río desde ese misterioso lugar que nadie conocía. Si bien, en el pensamiento poético de la época, eran las lágrimas de Isis las que alimentaban el Nilo por el desconsuelo tras la muerte de su amado Osiris en forma de inundación bienhechora generando abundancia, prosperidad y, como no, la vida. En la entrada del templo, dos obeliscos con cartuchos grabados de Ptolomeo y Cleopatra custodiaban desde su altura la inmensidad del paisaje y el propio acceso.
El templo que te acabo de presentar no es otro que el templo de Isis en Philae. Quizá te suene el nombre… La isla del Nilo que ante el peligro de que sus templos quedarán anegados para siempre con la construcción de la presa de Assuán, vio como en el año 1964 un equipo internacional de arqueólogos (con la UNESCO meciendo la cuna repleta de monedas) la despojaba de ellos para reubicarlos en un islote cercano llamado Agilkia. Quizá también te suene. A lo mejor también puede que hayas oído hablar de que la escritura jeroglífica fue descifrada gracias a la piedra Rosetta que Jean-François Champollion consiguió “matchear” utilizando, precisamente, los obeliscos de Ptolomeo y Cleopatra, cuyos nombres fueron la clave de la resolución.
Ya hemos saludado a nuestros primos. Vayámonos de aquí, estimado lector… hace demasiado calor. Lejos, muy lejos. Algún lugar a millones de kilómetros de la Tierra donde nadie nos moleste. El tiempo no nos importa, ¡nos sobra! Para saltar al espacio exterior se necesitan muchas cosas, pero lo que realmente es decisivo es la actitud. Una facultad que desarrollada en la justa medida puede hacerte conseguir hitos inimaginables hasta para nuestros conciudadanos. Un claro ejemplo de eso es que hay gente que hoy en día no se cree que el hombre haya pisado la Luna, y otro todavía más increíble es conseguir posar un artefacto diseñado en la Tierra en un cuerpo celeste cuya órbita se nos antoja intangible. Sí, intangible… pero la tiene… y algunos así lo registraron. Y con el paso del tiempo, otros aprovecharon que el Nilo pasaba por Nagaa Ash Salabab para calcular en qué momento estaría tan “cerca” de nosotros como para intentarlo. Y lo han hecho. Con dos cojones, y muchísimo más dinero de lo que costó mover la riqueza monumental a orillas de Assuán… pero lo han hecho. No aportaré datos, porque creo que no procede.

Quizá por la semejanza, en la Agencia Espacial Europea (ESA) decidieron llamar Rosetta a la sonda “comandante” de la misión capaz de descifrar lo que su compañera de viaje le enviaría, y quizás por correlación histórica, decidieron que el artefacto debía llamarse Philae… porque había que desplazarlo desde la órbita hasta el cometa, y el lugar de cometizaje Agilkia por motivos obvios. Todo eso bajo la atenta mirada de Hathor, asombrada por las capacidades de los descendientes de aquellos a los que vio construir edificaciones como las de Philae, Tebas, Luxor o Giza.El caso es que el romanticismo de la ESAha hecho que algunos nos identifiquemos más con el cómo, el cuándo y el porqué de las cosas y nos ha ayudado a ausentarnos, aunque sea por un instante, de la vorágine en la que nos bombardean los medios con cavilaciones que los egipcios de hace 2.500 años no llegarían a entender. No sé tú, compañero, pero yo prefiero vivir en un sitio en el que mi vida dependa de la física antes que de corruptos que no creen en la Ciencia, salvo que les reporte beneficio económico, al precio que sea, corruptos que en su ignorancia cargan con el pecado de la mala praxis, y que luego dicen Diego donde dijeron digo, corruptos que no entran en la cárcel, y que ni mucho menos devuelven el dinero robado. Porque no es lo mismo irse de rositas, que irse de Rosettas.
P.D.: Mi humilde e infinito agradecimiento al equipo de la @ESA_Rosetta por hacernos sentir lo pequeños y, al mismo tiempo, lo grandes que somos. He seguido (y sigo) entusiasmado la operación Rosetta. Veamos de lo que son capaces. Gracias.
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Magnifica entrada!!
Muchísimas gracias!! (… y perdón por el retraso en la respuesta; pero es que vivo en el semana-a-semana del blog y a veces me paso tiempo sin revisar comentarios a entradas. De verdad, gracias.