Leonardo NO inventó la bicicleta

Una de las capacidades desarrolladoras del ser humano es la de crear artilugios que supongan una solución a problemas puntuales o mejoras, del tipo que sean. Inventos. Muchos de ellos son verdaderamente complejos y otros, sin serlo tanto, sí que han tenido relevancia precisamente por lo contrario: su simpleza. Otros muchos tienen un padre al que agradecerle su existencia, y otros poseen un nacimiento tan difuso que resulta imposible determinar quién tuvo la idea. Hay inventores famosísimos, mentes inquietas, y locos soñadores a los que no siempre les salen bien sus proyectos. Leonardo Da Vinci creo que engloba esas tres características. Destacó por inventar tantas cosas fehacientemente, que no nos extraña lo más mínimo que inventase casi cualquier objeto que nos digan. La bicicleta es una de ellas. ¿Pudo Leonardo idear algo que hoy es tan cotidiano y fundamental como la bici? El pasado 19 de abril se celebraba el #DíaMundialDeLaBicicleta, y os voy a contar la historia de esa atribución.

Todo sucede a partir de uno de los elementos más destacados del legado de Da Vinci: el Códice Atlántico. Un conjunto de estudios, ideas y anotaciones datado en 1490 que trascendieron al paso de los siglos gracias al buen recaudo al que fueron sometidos desde que el genio renacentista se los cediera antes de morir a Francesco Melzi. El mismo transcurso del tiempo perjudica la preservación de toda obra, y es por eso que, a petición de un italiano empeñado en mantener el incunable en las mejores condiciones posibles, el códice debió someterse a un exhaustivo trabajo de restauración. Así las cosas, se decidió mandarlo al Laboratorio para la Restauración de Libros y Manuscritos Antiguos de la Abadía Greco-exárquica de Santa María de Grottaferrata para su recuperación y que fueran los monjes basilios que allí habitaban los que se encargaran de la empresa.

Esta restauración tuvo lugar durante la década de los 60s del siglo XX, y es más o menos desde entonces cuando los medios de comunicación y museos de medio mundo -por no decir entero- se empezaron a hacer eco de una de las invenciones más relevantes y menos identificadas con Leonardo: la bicicleta. Es muy probable que quien esté leyendo estas líneas haya asistido a alguna exposición en la que se mostrara una bicicleta de madera fabricada a partir de un modelo que aparece en una de las hojas del Códice Atlántico.

Supuesto diseño de Leonardo de una primitiva bicicleta

Al parecer, y esto es lo curioso de la historia, esa bicicleta no fue para nada un diseño de Da Vinci. Como si Leonardo hubiera inventado pocas cosas, alguien pensó que había que atribuirle también la bici. El origen parece haber sido una muestra de humor (un poco sui generis, todo hay que decirlo) de uno de los monjes que intervinieron en el libro durante su restauración, y que fue él quien la dibujó. Afortunadamente, la tecnología primero y el simple cotejado de datos con otras copias del códice después, permitieron aseverar que ese dibujo no tenía más de 50 años, coincidiendo casualmente con el período en el que se estuvo restaurando. De todo el conjunto de copias que se guardan, tan solo la restaurada poseía el boceto. Un desafortunado error que, lejos de hacer gracia, provoca un sentimiento de impotencia que no acierto bien a describir. 

Sirva esta historia para dejar bien claro que no todos los restauradores son así, ni mucho menos, y también para recordar que no tiene que ser cierto lo que grandes y pequeños museos hagan o digan por el mero hecho de que sean museos. El rigor de ciertas informaciones debería ser más exhaustivo cuando se hacen afirmaciones tan relevantes. Como he dicho antes, Leonardo inventó montones de cosas, pero no por eso se le pueden atribuir otras que no creó, más aún cuando está constatado que es falso como en el caso de la bicicleta.

2 comentarios en «Leonardo NO inventó la bicicleta»

  1. Pues bien, admiro mucho a Leonardo, y confieso que me tomó por sorpresa el boceto de la bicicleta, ahora bien explicado y corroborado como un anexo reciente, gracias.

  2. Pues bien, admiro mucho a Lenardo, y confieso que me tomó por sorpresa el boceto de la bicicleta, ahora bien explicado y corroborado como un anexo durante la restauración. Gracias.

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