Trappist-1, lejanamente cerca.

El progreso reconforta cada cierto tiempo. Lo hace de vez en cuando, pero así está bien. A veces asusta. Otras ilusiona. Una de las principales fuentes de progreso de la que muchos bebemos es la NASA. Aunque no siempre se refieren a notificaciones exclusivamente de la propia NASA; como en esta ocasión, en la que la noticia está relacionada con un equipo de investigadores internacionales. La agencia aerospacial estadounidense nos da noticias con tinte trendingtópico, todo hay que decirlo, pero en el siglo XXI es lo que hay. No se entiende una labor divulgativa al uso sin emplear el bombo y platillo que otorgan Twitter y Youtube, entre otros. De repente, la mañana de un miércoles se convierte en un montón de gente corriendo tirándose de los pelos por los pasillos de Twitter preguntándose a ver qué coño va a anunciar la NASA a nivel mundial, que ha avisado con tiempo suficiente como para que, si fueran extraterrestres los anunciados, nos borrasen del mapa en menos que tuitea un @gerardotc. Afortunadamente, sabemos que eso es difícil que ocurra, y sin embargo creemos que si encontramos vida en algún sitio, tenemos la obligación de poner los medios para ir allá donde esté. Al precio que sea. Trappist-1 tenía la culpa.
 
Trappist-1 vs. Sistema Solar
Características de los planetas del sistema Trappist-1 comparados con algunos del Sistema Solar
 [Infografía:NASA/JPL-Caltech]
A las 19.00h (hora peninsular española) del 22 de febrero, la conferencia de prensa confirmó lo que algunos ya habían encontrado la noche anterior en las entrañas de internet por las dichosas filtraciones. Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto, dentro de un sistema ya conocido llamado Trappist-1, que hay más planetas de los que había registrados en él, que en total son siete y del tamaño aproximado de la Tierra, y que respecto de la estrella ultraenana fría de la que orbitan hay tres en la zona habitable según las condiciones de temperatura y distancia. De momento, se han nombrado con las letras del abecedario, y dentro de los tres «más interesantes» puede haber características comunes entre sí. Por ejemplo, que padezcan acoplamiento de marea y por ello muestren siempre la misma cara a la estrella -para contextualizar, como la Luna a la Tierra-, todos son cuerpos rocosos, y lo que desean fervientemente los científicos es poder saber cómo son sus atmósferas, porque de ello depende en gran medida la posibilidad de que haya vida o no.

Infografía: NASA/JPL-Caltech

El sistema Trappist-1 es mucho más compacto que nuestro sistema solar, pero las condiciones de habitabilidad (según lo que se entiende por tales condiciones) vienen dadas porque su estrella es más fría que el sol. Dicho de otro modo: si sus planetas tienen el tamaño de la Tierra, para que en su superficie la temperatura sea similar a la nuestra, deben estar más cerca. Un ejemplo más tangible: si quieres calentarte delante de una estufa, dependiendo del calor que desprenda una pequeña estufa eléctrica o una grande de butano, para estar a gusto tendrás que colocarte más lejos o más cerca.


A continuación, quiero dejar claros los puntos más mediáticos que todo quisque no ha podido evitar cuñadear.

– Las imágenes de las infografías son recreaciones. No es como son en la realidad. Los planetas se han descubierto mediante el método del tránsito. Algo así como cuando estás tomando el sol boca arriba con los ojos cerrados y alguien hace pasar (transitar) la sombra de su mano por tu cara. Seguro que te llama la atención y abres los ojos ¿a que sí? Pues cuando los astrónomos están controlando el brillo de una estrella y un planeta transita sobre ella, también les llama la atención. 

– No. No hay evidencias -de momento- de que exista atmósfera ni agua en ninguno de los siete planetas. Por lo tanto, tampoco las hay de que haya vida tal y como la conocemos. Sorry. Quizá en el medio plazo se pueda confirmar que hay atmósfera, pero habrá que esperar.

– El sistema está a 39 años-luz de nosotros. Algo, como ya he dicho en el título de esta entrada, lejanamente cerca.

– Algo tan lejos que, con la tecnología de hoy en día, tardaríamos en llegar 44 millones de años. Y aún así de lejos, fijaos en esta imagen de la Vía Láctea con sus 100 millones de años-luz. La distancia que nos separa de Trappist-1 sería equivalente a medio pixel de la zona agrandada. ¿De verdad pensáis que en alguna parte del Universo no habrá más exoplanetas con vida microscópica en su superficie? Como más o menos dijo Neil DeGrasse Tyson: «sería tremendamente egocéntrico pensarlo».

 

La impaciencia nos puede, y a lo mejor hasta podamos conocer muchas más cosas durante nuestras vidas cuando estén investigando el sistema los telescopios que vienen, pero lo cierto es que algunos seríamos más felices si hubiéramos nacido 100 ó 150 años más tarde… pero eso ya no podrá ser, por lo que debemos disfrutar del momento y tratar de mostrar a todos los amigos, conocidos y followers que el espacio mola mucho más allá de las memeces astrológicas que los medios de comunicación nos muestran día sí y día también. Así que id y contad la buena nueva.

Para finalizar, si lo que queréis es entrar en profundidad en el tema, os recomiendo la que probablemente sea la mejor en castellano que os podáis echar a la cara. Es, cómo no, del maestro Daniel Marín (@Eurekablog) aquí en su blog Eureka. En esta entrada hablo del radiotelescopio de Arecibo y la búsqueda de exoplanetas.

 

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