El Museo Arqueológico Nacional, a salto de mata

Una de las cosas buenas y malas a la vez que tiene Madrid es la inabarcable oferta cultural. Para gente sin mucho tiempo, como era mi caso, implica además la compleja diatriba de sacrificar unas visitas para poder realizar otras. Ni siquiera a toro pasado puedo asegurar que acertara, ya que no he visto las sacrificadas. No puedo más que congratularme de haber podido disfrutar las elegidas, eso sí. Entre ellas se coloca la ABSOLUTAMENTE IMPRESIONANTE exposición del Museo Arqueológico Nacional, para los amigos, el MAN. Y para los tuiteros e instagramers, el @MANArqueologico y el @manarqueologico, respectivamente.
Fachada principal del Museo Arqueológico Nacional, en Madrid.
En mi decisión de aquel día de 2017 fue determinante que, de todos los días del mes de octubre que estuve en Madrid, ese en concreto fue el único en el que llovió. Mucho o poco, pero lo justo para desanimarme en otras aventuras outdoors… Así, llegué a la estación de Recoletos después de media hora larga de viaje, sabedor de que ya andaba apurado de tiempo. Eran alrededor de las 18:30 h. Un saludo rápido a la Biblioteca Nacional desde la puerta y, a todo trapo, hacia la parte opuesta para llegar a la entrada del MAN.
 
Tenía una hora escasa para ver algo de lo que estaba desgraciadamente seguro que necesitaría dos o tres horas, durante dos o tres días. Necesitaba ser resolutivo, así que le di la vuelta al panfleto informativo que cogí en el mostrador de información y me vi obligado a elegir apenas dos o tres entre los «10 imprescindibles» que hay que ver allí. Y, claro está, añadir cualquier cosa que me pegara al ojo mientras iba de uno a otro. 

Nada más entrar te das de bruces con una reproducción de Lucy, el Australopitecus afarensis más famoso del mundo. Un homínido datado entre 4 y 2.9 millones de años, del que se ha llegado a analizar hasta la causa de la muerte (probablemente, por las heridas producidas al caer desde un árbol). En esa planta tenemos la posibilidad de ver todo lo que hay sobre Prehistoria. Fósiles, herramientas, cerámicas, vídeo-guías, paneles explicativos… Continúas el recorrido marcado de sala en sala para salir poco a poco de los vestigios más antiguos y dejas atrás explicaciones muy interesantes sobre las diferentes épocas o recreaciones como la del ajuar funerario. Llegas a la Edad de Bronce (entre el 1.700 y el 800 a.C.) y, de entre todas las cosas que vi, me llamó especialmente la atención este peine maravillosamente tallado en madera. De unos 5x5x0,5 cm. Un poco más allá, entre artilugios de la Edad de Hierro, mi mirada se detiene frente a este disco de bronce de aproximadamente 20 cm de diámetro que resulta ser un escudo de algún momento entre los siglos V-IV a.C. Saqué la foto porque estamos acostumbrados a escudos enormes, de materiales muy diversos… pero en mi vida había visto en directo uno así de pequeño, ni de ese característico color verdoso. También de la Edad de Hierro me encontré esta parrilla de un asador de la cultura Vettona, utilizado para sus barbacoas durante los siglos IV-III a.C., y de camino a ella me detuve en la tinaja de cultura sedetana del siglo II a.C. que se encontró en Cabezo de Alcalá (Teruel).

 

 
 




Desde lejos. Sola en el medio de la estancia, la Dama de Elche descansa tranquila sin saber que es el motivo principal de visita al museo. O uno de ellos, al menos. Una pieza de piedra caliza  datada entre los siglos V-IV a.C. encontrada el 4 de agosto de 1897 por Manolico, un chaval de 14 años, mientras se realizaba un desmonte en una finca de La Alcudia. La figura tiene un rasgo característico de la época en la parte de atrás: un hueco en el que muy probablemente se alojaban reliquias u objetos. Podría extenderme sobre el tema, más allá del percance con la hormiga de hace unos meses, pero no es el objetivo de este post. Para más info, podéis encontrar ríos de tinta sobre ella en Google. Nos hicimos un selfie, claro. 🙂

 

Saliendo de la Protohistoria, viajamos a la Hispania Romana. Cerámicas, gladius y demás enseres, junto con mosaicos pequeños; y mosaicos enormes suspendidos en la pared, como si de los pequeños que están en el corredor anterior se tratara. Una preciosidad… como la escultura de Livia, esposa de Augusto, con un manto hecho al detalle. Aunque para detalles, los de los techos abovedados del medievo en Al-Andalus. Artesanía pura. 

El tiempo se acababa y a cada sala que entraba notaba cómo con toda la razón del mundo la sonrisa y los ojos de los trabajadores del museo me preguntaban sin palabras «¿Qué horas son estas?». Yo devolvía la sonrisa con un «Hola», que seguramente podían interpretar como un «Sí, sí, ya lo sé. Tienes razón, pero te dejo que si no sí que no me da tiempo». Subí a ver lo que había de Egipto y Grecia porque son dos de mis pasiones. Me quedé boquiabierto con el Heracles, y disfruté observando con atención las historias contadas en las ánforas griegas que tantas veces he visto plasmadas en los libros; pero, de todas las cosas, el vaso egipcio y las figuritas azules (que no están en el hilo) me hicieron retrotraerme a algún momento de hace 5000 años en el que alguien hizo eso con el mayor esmero que pudo, sin tener ni idea de que miles de años después su trabajo sería enseñado a generaciones y generaciones de personas a las que su día a día les interesaba porque les hacía sentirse partícipes de la misma Humanidad a la que él perteneció.

 
Como he dicho al inicio, era consciente de que esta visita sería un aquí te pillo, aquí te mato… y por eso me alegro de que en un futuro podré ver con más detenimiento la totalidad de las salas, con la totalidad del tiempo necesario; sin miedo a no saber qué me estoy perdiendo gracias a esta primera toma de contacto. Prehistoria, Protohistoria, Hispania Romana, Antigüedad Tardía, Mundo Medieval Al-Ándalus, Mundo Medieval Reinos Cristianos, Edad Moderna, Oriente Próximo, el Nilo, Egipto, Nubia y Grecia. Además de un breve resumen de la historia del museo y un corredor dedicado a la numismática y otras curiosidades. Visita MUY recomendable.
 
Si eres usuario de Twitter, puedes ver toda mi experiencia en El Arqueológico en este enlace del que fue mi primer «hilo» (tweets concadenados a modo de respuesta. Cada uno, del anterior).
 

Un comentario en «El Museo Arqueológico Nacional, a salto de mata»

  1. qué ganas de ir entran leyendo tu post
    entre que estoy leyendo novelas de hispania romana / guerras púnicas, etc. y que el otro día escuché en ser historia el podcast sobre el descubrimiento de la dama de Elche por Manolico…
    Gracias por compartir

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