Elon, el soñador-colonizador.

Da la impresión de que lo más difícil ya está hecho: pensar cómo hacerlo. Sin embargo, tenemos que tener muy claro que a la presentación del pasado 27 de septiembre de Elon Musk sobre sus planes para llevar al ser humano a Marte le cojean algunas patas. Los números son tan inverosímiles e inauditos respecto a las cosas que manejamos hoy en día, que se asemeja más a una película de ciencia-ficción que a algo tangible. A pesar de ello, el CEO de SpaceX salió al escenario, mando en mano, para ir pasando diapositivas mientras hablaba durante más de una hora sobre el detalle de un montón de temas que a medida que iba aportando datos, iba haciendo que a partes iguales unos pensaran en «The Martian» e «Interstellar», o en la compra de la semana que tenía que hacer al día siguiente. Lo cierto es que SpaceX no ha dejado indiferente a casi nadie. Ya sea por las ganas de ver astronautas «por ahí» o por no querer verlos, aduciendo como gasto innecesario cualquier cosa que sobresalga de lo que nos rodea. Como si el espacio no nos rodease y tal. A mí, personalmente, me encanta el plan. Me parece brillante, aunque quizá me penalice la falta de formación específica sobre todo lo que leo en la web que puede salir mal. Sin embargo, y a pesar de eso, he de decir que lo del repostaje en órbita, lo de la reutilización de la primera etapa para llevar el tanque al espacio, o lo de la retropropulsión en el amartizaje me parece alucinante.
 
 
De entrada, el sheriff de SpaceX dejó claro que lo que ellos han definido son los que consideran cuatro pilares fundamentales que debería abordar una misión de estas características, y también dejó claro que no tienen por qué ser ellos los primeros que la lleven a cabo con un “bueno, nosotros, o quien sea que lo intente”. A saber: la reutilización de las partes principales, el repostaje en vuelo, la producción de combustible en Marte para poder volver y que la elección del tipo de combustible sea la adecuada. Sobre eso entró después en detalles. 
Básicamente, el viaje constaría de un despegue y mantenimiento en órbita para esperar a que la primera etapa vuelva a la plataforma de lanzamiento y se le acople con una grúa el tanque de combustible, que “subirá” pasados unos minutos para llenar el depósito de la nave [Hoy en día, la reentrada y aterrizaje de la primera etapa del Falcon 9 ronda los 8 min.]. La nave encenderá entonces los motores y se dará por iniciado el viaje. Llegando a la atmósfera de Marte, se harán las maniobras de entrada necesarias para una vez cerca de la superficie utilizar la retropropulsión, como lo hace la primera etapa recuperada, y posarse sobre el planeta rojo. De esta parte tan general, sólo comentar -por ejemplo- que el cohete tendrá 120 m. de altura, con lo que imaginad la grúa que tendrá que usarse para colocar el tanque una vez llegue la primera etapa de vuelta a Cabo Cañaveral.
 
Con la primera etapa del motor de vuelta, el tanque con combustible
se colocará sobre el propulsor para mandarlo de nuevo al espacio.
Este es el vídeo-recreación de unos 4 min. que Space X presentó el 27 de Septiembre. Un resumen del viaje en el que posteriormente su Jefe de Operaciones se zambulló en detalle para hablar de todo tipo de cosas relativas a la misión. 
Resumen infográfico del programa Mars Vehicle

El cohete tendrá un propulsor con 42 motores (sí, cuarenta y dos). Han pensado hasta en que incluso estropeándose algunos, podría continuar el viaje. Con ellos se preve que la media de tiempo de los viajes interplanetarios sean unos 110 días. Además, se antoja como algo troncal que de la reutilización de los “hardware” del conjunto (propulsor, tanque y nave) dependa buena parte del éxito del programa. Por poner un ejemplo, la primera fase del cohete tiene una vida estimada de 1.000 vuelos. Sí, mil. Además, la cápsula con el combustible deberá repostar unas 4-5 veces por viaje y se ha calculado que aguantaría hasta 100 viajes. También es cierto que la nave, que podrá usarse hasta 12 veces, no tendrá nada parecido en cuanto a eficiencia: Elon Musk mostró una infografía en la que -dijo que- por primera vez se ha diseñado un cohete cuya eficiencia será mayor al 100%. Por otro lado, comentó que la capacidad máxima es de 100 personas por viaje. Sí, cien. [Para información: hoy en día vamos y venimos de tres en tres, como sardinas en lata, a la Estación Espacial Internacional y lo único que pueden hacer es revisar los controles y jugar con el peluche de juguete que llevan colgado, que usan de chivato para saber si sigue presente la  gravedad terrestre o no]. Ese punto de la tripulación daría, y dará, para escribir un libro. Hay MUCHA gente dispuesta a ir a Marte por 160.000€, pero el hecho de que sean voluntarios ¿exime a la compañía en caso de fatal accidente?. Mucha ética de por medio. Y mucho aventurero, el primero, el soñador, parece que no tiene límites. Elon Musk se propuso un día al levantarse cambiar el mundo y tiene toda la pinta de que si no es en vida, se hablará de él muchos años después de su muerte como alguien que pensaba no en grande, sino en infinito. Tanto va Musk al grano, que en el turno de preguntas y respuestas que siguió a la charla no quería perder ni un segundo en lo que el público asistente quería saber sobre su megaproyecto, y no se cortaba un pelo en decirles a los del micro que “Por favor, no quiero ensayos, sólo preguntas. Gracias”. Quizá la pregunta más embarazosa que le lanzaron -o al menos de las que yo escuché- fue la de una joven rusa que preguntó el motivo de su no-internacionalización con un “¿Cuándo van a abrir la puerta al resto de países dispuestos a colaborar?¿Por qué tienen que ser exclusivamente estadounidenses los que viajen?”. La respuesta, un buen despeje, fue que aunque su idea esté concebida como algo global, a día de hoy su cliente es la NASA, y se atiene a las características de contratación de la compañía cliente. Sin duda, se hablará largo y tendido del proyecto de colonización de Marte, incluso Europa o Encélado están en el punto de mira en caso de que salga bien. Puestos a soñar, como Musk, soñemos con estar vivos cuando un hito como el que se han marcado se haga realidad.

En blanco la eficiencia de cada uno de los cohetes. Para la misión a Marte,
por primera vez el porcentaje de eficiencia es más del 100%.




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